Un partido en "vivo", una experiencia de otro mundo…

Antes que nada es preciso reconocer que un servidor no es “tan” fanático de los deportes, a excepción de los partidos de las chivas y obviamente de la selección, pero es innegable la sensación tan sorprendente y ensordecedora que te llega hasta lo más profundo de tu ser al escuchar a cientos y cientos de personas gritar, trompetear, silbar y tamborear deseosos a que empiece el partido tan esperado…

El sentir que estas, parado, (a punto de entrar) enfrente de una estructura impresionante como es el estadio azteca, desconociendo en absoluto (para los principiantes sobre todo) que es lo que te espera adentro es algo eufórico, se te llenan de aire los pulmones y quieres gritar y reír al mismo tiempo mientras te encaminas por los diversos puestos de comida (tacos de papa, chorizo, bistec, arroz, fríjol etc.), o aquellos que venden instrumentos para hacer mucho ruido a la hora del partido y obviamente te los lleves de recuerdo (incluyendo los supuestos impermeables, los cuales eran muy curiosos). Poco a poco vas dejando atrás ese escenario de puestos y tiendas ambulantes, incluyendo las filas inmensas de carros y autobuses que se afilan como tiendas de campaña en un mundial de “Quidditch”.

Más adelante te encuentras con un anuncio de fondo negro y letras blancas que dice “Estadio Azteca”, el tumulto de gente se va haciendo más denso (mientras registran tu boleto con un aparato con sonidito), a unos pasos y sindarte cuenta tropiezas con un montón de cajas de cartón, mientras salen disparadas trompetas azules, “aplaudidores” y listones verdes de regalo. La gente vuelve a dispersarse…unos se dirigen a las entradas según el modulo, pasillo y lugar correspondiente, otros a los diferentes puestos con sonido, juegos y otras cosas que nada tienen que ver con los vistos al principio del recorrido.

Cuando entras por las rampas vuelven a registrar tu boleto… ya estas adentro, pero ahora, a caminar se a dicho para encontrar donde “demonios” esta situado el modulo en el cual podrás disfrutar del partido. Indudablemente esto me recordó a una ciudad, los pasillos eran calles atiborradas de gente que subía y bajaba, iba y venia por todos lados buscando lo mismo, su lugar. Por fin lo encontramos, varias señoritas (o señoras) con “mandiles” amarillos, estaban paradas en un pequeño enrejado negro recogiendo nuestros boletos y nos hacían pasar (pobre boletos los mutilaban); sin saber como, una de ellas, después de ver el numero de nuestros asientos, nos jalo… lo que vi a continuación fue impresionante, por fin podía ver en vivo y a todo color el interior del estadio Azteca y lo hermoso que este es. Te resulta imposible no quedarte con la boca abierta o emitir un pequeño ¡oooooooooooohh! ante tal maravilla. Al entrar y quedar deslumbrado por los reflectores yo esperaba ver a dos porras (México y Honduras), y sin embargo lo único que veía era un verde Bosque en todo su esplendor…”todos somos uno”, ¿que no?

Después de mi “atontamiento” volví a la realidad... de repente sentí vértigo al darme cuenta que tenia que bajar los escalones para llegar a nuestros asientos, afortunadamente en uno de los lados de las escaleras había barrotes incrustados para poder bajar fácilmente…nos acomodamos, apreciamos todo el estadio mientras se dejaba venir una ligera llovizna (abajo, en la cancha, no se decidían si quitar o no la lona gris faltando hora y media para el partido). Tiempo después salio Cuauhtémoc a saludar a la gente (de manera muy rápida) seguido por algunos de la selección entre ellos “memo” Ochoa” quien después se puso a practicar tiros a gol.

Lo que sucedió a partir de las 8 de la noche todo aquel que vio el partido lo sabe, simplemente espectacular. Las tribunas se llenaban de un gran estruendo de emoción silbidos y “palabras” muy educativas, era un mundo, una ciudad, un pueblo totalmente diferente… lo único que importaba era ganar.