Dos monjes en una peregrinación llegaron al vado de u río. Allí vieron a una muchacha vestida con sus mejores galas, que a ojos vistas no sabía que hacer, pues el río estaba crecido y no quería estropear su ropa. Acto seguido, uno de los monjes la cargo sobre su espalda, la atravesó la bajó en tierra firme del otro lado.
Y los monjes continuaron su camino. Sin embargo después de una hora, el otro monje so comenzó a quejar:
- ciertamente no es correcto tocar a una mujer; va contra los mandamientos tener contacto cercano con las mujeres.
¿Cómo pudiste quebrantar las reglas de los monjes?
El monje que había atravesado a la muchacha siguió caminado en silencio, pero finalmente contestó:
- yo la bajé junto al río hace una hora, ¿tú por qué sigues cargándola?
Irmgard Schloegl.
La sabiduría de los maestros zen.
Pd: Es muy cierto que en ocasiones es difícil olvidar cosas que nos han dolido demasiado, pero vamos hay de cosas a cosas. Preocuparse o modificar nuestro esquema de vida por situaciones con tan poca relevancia es una perdida de tiempo.
Y los monjes continuaron su camino. Sin embargo después de una hora, el otro monje so comenzó a quejar:
- ciertamente no es correcto tocar a una mujer; va contra los mandamientos tener contacto cercano con las mujeres.
¿Cómo pudiste quebrantar las reglas de los monjes?
El monje que había atravesado a la muchacha siguió caminado en silencio, pero finalmente contestó:
- yo la bajé junto al río hace una hora, ¿tú por qué sigues cargándola?
Irmgard Schloegl.
La sabiduría de los maestros zen.
Pd: Es muy cierto que en ocasiones es difícil olvidar cosas que nos han dolido demasiado, pero vamos hay de cosas a cosas. Preocuparse o modificar nuestro esquema de vida por situaciones con tan poca relevancia es una perdida de tiempo.
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